viernes, 6 de junio de 2008

Relato - Mal sueño

Otra vez vuelve a atormentarme. De nuevo este maldito saco de estiércol se vuelve a colgar de mi espalda para hacer de mi vida un infierno. Me fuerzo en salir de casa aun a pesar de lo que supone llevarlo encima, convencido de que no tardará en hacer una de las suyas. Aun no parece que haya nada que le incite a joderme. Parece que se está volviendo selectivo. Me cruzo con un tío dos cabezas más grande que yo. No, por favor, que no lo haya visto. Iluso de mí. Le suelto una patada en la espinilla. Sé lo que me espera, así que no doy tiempo a que aquel mastodonte me coja y me arregle el cuerpo y salgo corriendo como si me fuera la vida ello. Varias calles más arriba, viendo que no me sigue, me paro en seco. No puedo respirar. Hace frío y el aire agarrota mis pulmones. No miro al pequeño hijo de puta que me ha obligado a hacer aquello, pero se que está ahí, sobre mi hombro, sonriendo con malicia. Espero que lo siguiente no sea para tanto. Entro al metro. Nada, de momento. Vaya, le acabo de agarrar el culo a una mujer. Mierda, podría haberme dado un cachete en vez de llamar al segurata. Otra vez a correr. Tengo suerte de que mi perseguidor esté como un tonel, se ha cansado en seguida. Llego al anden, de nuevo con sin apenas resuello. Hace días que me pregunto como es que no me ha pasado nada aun esperando al metro. No habría mejor forma de joderme que tirarme a las vías. Mierda. Mierda, lo sabe. ¿Es que me lee el pensamiento este cabrón? Joder, estoy yendo haciendo el borde del andén. Quieto, joder, quieto. Quieto, no lo hagas, no lo hagas. Joder, viene el metro. No lo hagas, hijo de puta, no lo hagas. ¡¡NO LO HAGAS!!

Luz. Y no son los faros del tren. Joder esto ya es demasiado. Me levanto de la cama con el cuerpo entero sudado y voy a grandes zancadas recorriendo el apartamento. Donde… ah, ahí está. Cojo una botella de cerveza vacía.

CRASH

-¡Tú, hijo de la gran puta, déjame tranquilo al menos en sueños!

-Yo no tengo la culpa de lo que pase en tus sueños, humano, no soy ese tipo de ser.

-No, ese tipo no, eres peor, cabronazo. Ojalá fueras de carne y hueso para poder agarrarte por el cuello y apretar hasta que los ojos se te salieran de las cuencas.

-Hacía tiempo que no me decías cosas tan bonitas. Oh, se me está pegando eso que llamáis sarcasmo, no sé si es bueno.

Maldito enano. No pasa un minuto sin que me pregunte como algo que no pasa de los cincuenta centímetros puede llegar a ser tan jodidamente cabrón. Que digo cabrón, aun no se ha inventado un apelativo para definirle. Me quedo corto con todo lo que pueda llegar a decir. Empezando por que haya de donde venga deben tener un sentido de la estética un tanto macabro. Agujeros que hacen las veces de ojos, brillantes y amarillos sobre una cabeza sin cuello, cuerpo de aspecto putrefacto con unas extremidades poco definidas… precioso, sin duda. Pero no tengo tiempo de mirarle, tengo que vestirme y salir. No tengo ganas de desayunar, tampoco podría. Cojo las llaves. Veo como el muy cabrón viene hacía mí.

-Vaya, ya decía yo que se me olvidaba algo.

-Pobre humano, tiene lagunas de memoria. Que pena me das.

-Si te diera pena no te estarías subiendo a mi hombro para joderme el día.

-No adelantemos acontecimientos. Aun no he hecho nada.

Esa sonrisa maliciosa. No, claro que no has hecho nada aun. Ya veremos que tal el día. Por que la noche no ha sido nada buena.


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Ale, otro relato corto. Le llevaba dando vueltas muchos días y por fin me ha salido algo decente, aunque no como había pensado ni tan bien como me habría gustado, pero me ha salido.

En fin, quitando estas entradas esporádicas, seguimos de vacaciones forzosas. Dentro de dos semanas se acaban las vacaciones, para entonces al menos yo me meteré de lleno en los guiones tanto del cómic con Chemi con las tiras cómicas, así como con Kimashi que Mako y yo ya tenemos pensado retomarla. Ale, que os cunda.

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